24 abril 2006

Mi ciudad interior azul

Eso es a lo que te enseña la ciudad. A ser un autómata más. A tener miedo. A no ser humano. A no colaborar porque todo tiene un precio.
A veces estamos encerrados en nuestro mundo, en nuestro color, en nuestros sueños. Otras , en cambio, pecamos por no vivir, por no dejar que hoy no sea hoy sino siempre.
Nos ponemos barreras antes de verlas, nos limitamos antes de que otros lo hagan y no luchamos por miedo a morir en combate.
Tampoco no podemos dar lecciones de vida, pues nadie es justo, nadie es injusto. Nos limitamos a vivir en nuestro propio esquema, ese que nos funiona, ese que nos permite subsistir. Pero no sabemos que hay más allá de nuestro mundo interior, de nuestran cuatro paredes de ideas.
No conocemos a la persona que comparte mesa con nosotros, ni a la que comparte vida, ni a la que comparte palabras, ni a la que comparte sexo. Quizá no sabemos ni quienes somos nosotros.
Hoy puede ser un gran dia, disfrutemoslo! Sólo depende de ti, sólo depende de mi y tal vez también de él, ser un poco más felices, ser un poco más humanos.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Es suficiente asomarse a una ventana y ver a la gente, las casas, los colores de azul de azules del cielo, la ciudad en movimiento constante, para que en definitiva, podamos imaginar todos esos movimientos para nuestros ojos. La gente que pasa por una calle es la misma que paso hace poco, es siempre el aspecto fluctuante de alguien, cosas que pasan y gente que se dirige a quien sabe donde. Toda la ciudad mantiene ese ritmo frenético, imparable.

Es suficiente continuar en esa ventana, ver a una pareja abrazada, a una reina del súper, a toda esa gente que quien sabe pueda formar parte de nuestro paraíso habitable, algún día. Nosotros, yo, tu, el, no lo sabemos,
continuaremos extranjeros y desconocidos en esta ciudad del alma.

2:35 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

A veces la ciudad te abruma de tal manera que necesitas correr y escapar de ti mismo. Por suerte, la mente sabe como evadirse, y la imaginación nos salva de muchos momentos de debilidad.

12:16 p. m.  

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