06 diciembre 2005

Después de mirar las cuatro paredes de la habitación se preguntó que había ganado o que había perdido. Realmente no tenía respuesta para todas esas preguntas, ni si quiera para una cuarta parte de las que se hacía i en ese instante le vino a la cabeza una frase que leído en un lugar de cuyo nombre no quería acordarse: “cuando tuve la respuesta, me cambiaron las preguntas”. La frase tal vez no era esa exactamente pero la idea era la misma, al fin y al cabo eso era lo k importaba. Dos hojas llenas de apuntes sobre el escritorio, una tarde sola en casa, su habitación desordenada como de costumbre, la falda de la noche anterior encima de la silla i las botas en el suelo. Todo un mundo tal vez, no el mejor, tampoco el peor, simplemente un mundo. Era el suyo, pero no se encontraba en él, y eso la arrastraba al borde del abismo. Sentía como su cuerpo caía y caía y creo que lo que necesitaba era caer al suelo de una vez por todas. Volar era fantástico, pero necesitaba sentir algo bajo sus pies. Recordaba momentos mejores y soñaba con futuros tiempos perfectos a los cuales nunca llegaría (o tal vez si, pero en ese momento no se veía capaz de lograr algo tan lejano). Y es que últimamente se siente algo perdida. De un tiempo a esta parte la vida le parece una fiesta a la que nadie se ha molestado en invitarla. Tampoco no estudia, tampoco no trabaja... Intenta no plagiar versos para sentir que ella es más ella misma y nunca lo consigue. Últimamente quiere huir ¿a Marte? No lo sabe pero, si huir, quiere huir. ¿Cometerá más errores, dará menos explicaciones? Quizá si, la rutina siempre acaba venciendo en algunos momentos, por no decir todos y es que quiere estar en Paris, fumar cigarrillos vogue en las escaleras del Sacre Cuore mientras un pintor la observa i el cielo se tiñe de color naranja incandescente. Cierra los ojos y después, tras abrirlos, su habitación, el mundo, sus preguntas, sus plagios… todo sigue igual, ¿será esto bueno?